Brainstorming o  lluvia de ideas es una técnica de creatividad en grupo, donde los miembros del grupo aportan, durante un tiempo previamente establecido el mayor número de ideas posibles sobre un tema o problema determinado.

Es la técnica para generar ideas más conocida, fue desarrollada por Alex Osborn (especialista en creatividad y publicidad) en los años 30 y publicada en 1963 en el libro «Applied Imagination». Es la base sobre la que se sostiene la mayoría del resto de las técnicas.

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Qué necesitamos:

  • Materiales de trabajo: sala, sillas para el grupo, ordenador o cuaderno de notas para apuntar las ideas, grabadora , reloj….
  • Participantes: facilitador o coordinador, secretario, miembros del grupo.

Reglas:

  • Toda crítica está prohibida-suspender el juicio: Se anotan todas las ideas. La evaluación se reserva para después. Hemos estado tan entrenados a ser instantáneamente analíticos, prácticos y convergentes en nuestro pensamiento que esta regla resulta difícil de seguir, pero es crucial.
  • Toda idea es bienvenida: Es muy importante la libertad de emisión. las ideas imposibles o inimaginables están bién, de hecho, en cada sesión tendría que haber alguna idea suficientemente disparatada que provocara risa a todo el grupo. Hace falta recordar que las ideas prácticas a menudo nacen de otras impracticables o imposibles. 
  • Tantas ideas como sea posible: Hace falta concentrarse en generar un gran número de ideas que posteriormente se puedan revisar. Cuanto más grande sea el número de ideas, más fácil es escoger entre ellas. 
  • El desarrollo y asociación de las ideas es deseable- efecto multiplicador: Se busca la combinación de ideas y sus mejoras, los participantes pueden sugerir mejoras de las ideas de los demás o conseguir una idea mejor a partir de otras dos. 

Importante:

  • Limitar la duración de una sesión típica a unos 15-30 minutos. Sesiones más largas tienden a que se pierda el interés.
  • Tras la sesión, pasar a limpio la lista de ideas y hacer copias para todos los participantes. 
  • Al día siguiente (no el mismo día)  evaluar cada una de las ideas y desarrollar las que prometan para poderlas llevar a la práctica. Durante estas sesiones de evaluación, las ideas salvajes se convierten en prácticas o utilizadas para sugerir soluciones realistas.