¿Cómo podemos mejorar la productividad? Trabajar mucho no es sinónimo de trabajar bien. Sigue estos consejos para organizarte y mejorar tu desempeño y aprovechar al máximo tus horas laborales:
- Levántate temprano: Empezar a trabajar antes es una gran técnica para aprovechar mejor el día. Si eres de los primeros en llegar a tu lugar de trabajo podrás comenzar tu jornada con menos distracciones, lo que te permitirá concentrarte en lo que necesitas hacer.
- Planifica tu jornada: La mejor forma de sacar provecho a tu día laboral es planificándolo. Dedica entre 20 y 40 minutos diarios a esta tarea y, por ningún motivo, pienses que es tiempo perdido. Todo lo contrario: la definición de una buena agenda de trabajo te permitirá priorizar con certeza y avanzar en los temas realmente importantes.
- Ataca primero las tareas más difíciles: Prioriza y enfréntate a las tareas más complejas lo más pronto que puedas. Al iniciar la jornada tus niveles de concentración son mejores y tienes más energía.
- Dedícate a atender un tema a la vez: Si crees que ser multitareas es una ventaja, estás equivocado. El objetivo es que realmente te concentres para resolver problemas o planear nuevos proyectos. En lo posible, evita distracciones y guíate por tu agenda de trabajo.
- Descansa cada cierto tiempo: Cuando planifiques tu día, deja algunos espacios en blanco para descansar. Tu cuerpo y tu mente necesitarán pausas para recuperar energía.
- Aprende a decir que no: Aunque suene lógico, un gran secreto para concentrarte en lo realmente importante es desatender las tareas intrascendentes. Si no aprendes a decir que no, es muy probable que tu agenda se llene de temas que quitan mucho tiempo y generan pocos beneficios para la empresa y para ti.
- Ordena tu lugar de trabajo y tu ordenador: Es imposible ser eficiente si este entorno está tan desordenado que puedes perder decenas de minutos buscando un archivo o ese documento importante que alguien dejó sobre tu escritorio.
- ¿Necesitas estar siempre disponible?: Las tecnologías de comunicación -léase correo electrónico, smartphone, redes sociales y buzón telefónico- son muy útiles si sabes administrarlas correctamente. Pero ojo, pueden transformarse en los peores enemigos de tu eficiencia.
- Divide tareas en actividades más pequeñas: Empieza cada día priorizando actividades, escribiendo y planificando cada una. Al separarlas en tareas más sencillas y cortas, tu cerebro responde mejor, disminuyes el estrés y alcanzas tus metas más rápido.
- Delega responsabilidades: Aquellas tareas que no te generen ganancias o que sólo te quiten tiempo delégaselas a alguien de tu equipo o subcontrata. No lo veas como un gasto, sino como una inversión.