El mejor modo de servir a los intereses a largo plazo de la organización y las personas que la integran es adoptar en su cultura un estado mental ético, valores claros y los más altos estándares de conducta organizativa, permitiendo encaminar el esfuerzo hacia la sostenibilidad económica, social y ecológica.
Hay que tener muy presente, y fomentar activamente, la responsabilidad social y la defensa del medio ambiente. Las organizaciones excelentes producen un impacto positivo en el mundo que les rodea porque incrementan su propio rendimiento al tiempo que mejoran las condiciones económicas, ambientales y sociales de las comunidades con las que tienen contacto.
En el Modelo EFQM en los Criterios 4: Alianzas y Recursos y 8: Resultados en la Sociedad se aborda principalmente este principio de Excelencia.